Cuando estoy acostada y pienso en ti, siento que al llegar vendrás a recibirme, que oiré tus ladridos a media tarde corriendo trás las tórtolas.
Aún cuando pasa un avión pienso, "¡Drago, un avión!" para que te pongas tan feliz y ladres y ladres demostrando que es tu territorio.
Drago, mi rubio de lunar en lengua, se fue rápido y sin dar ruido. No nos dejó tiempo a actuar, pues el día antes de morir, lo vinos apagado y lo vio el veterinario, el único síntoma...un pico de fiebre alta dos días antes y temperatura algo por debajo de lo normal el día antes.
No sabemos (ni hemos querido saberlo a posteriori) lo que le ha ocurrido, saberlo no nos alivia la gran pena que tenemos.
Nos quedamos con 10 años y medio de buenos momentos (alguno malo también), me quedo con tus dientes marcados en mi pierna de aquella vez que le pillé la pata con la cancela y me "arreó el bocao" (lo hizo porque ese mismo día salía para hacer el camino de Santiago y él sabía de sobra que yo no estaba preparada para semejante caminata, lo hizo por mí 😋), me quedo con sus ladridos a todo ente volador y como no...con su "pestecilla" por sus problemas de piel.
Drago cariño, me quedo con que sé que fuiste amado y amaste y que justo en el momento de tu partida, estaba contigo el amor de tu vida, nuestra madre.
Por desgracia no todos los perros pueden decir que han vivido como tú lo has hecho.
Da recuerdos a todos los que pasaron por casa y especialmente a mi hermana (sí, sin comillas) Urka.
Os veré de nuevo algún día, no me cabe duda.
Hasta siempre mi vida, hasta siempre "cuñao"
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